DESCUBREN MURAL TAPADO CON PINTADAS POLITICAS

Cuando uno observa con detenimiento puede llegar a leer dificultosamente el apellido del autor y debajo una fecha. Es que, la limpieza fue intrusiva y causo un deterioro muy fuerte. Utilizaron espátulas, viruta y agua. Quizás, porque nadie recordaba o porque jamás fue documentada o registrada la existencia de una pintura mural, realizada en el ´68 por el Maestro y Artista Plástico Argentino Emilio Carpanelli.
Es una paradoja pensar que estamos hablando del mural que presenta la ochava del edificio, sede de la Dirección de Cultura, en 24 de Octubre y Blas Parera y que actualmente lleva el nombre del artista “Edificio Carpanelli”, por el fresco que posee en su interior; una donación cultural del pintor a la sociedad de su época.

Este edificio perteneció a la Liga Popular de Lucha Contra el Cáncer (LIPOLCC) y el motivo de la obra mural en cuestión así lo atestigua.


El reconocido artista local nacido en 1909, fue miembro del grupo “La Paleta Decimal” formado en 1954 y fiel representante de la Escuela Italiana del Siglo XIX-XX. Algunas de sus obras pueden verse exhibidas en el Museo de Artes Plásticas E. Sívori (oleos: “De Visita”, “Candombe” y “Bailongo”) o en el Museo Quinquela Martín (óleo: “Tucumán”). También, muchos de nosotros hemos disfrutado de otra obra de Carpanelli durante los recreos de nuestra infancia, en el colegio. La actual EGB Nº 1, ex Nº 6 “Bartolomé Mitre” posee un mural en el hall de entrada al salón de actos que recuerda el 25 de Mayo de 1810.

Actualmente, la fachada del Edificio Carpanelli está siendo decorada con la técnica de “craquetee” (ornamentación en base a fragmentos aplicados de azulejo o cerámicos) y pinturas murales. Para ello se limpiaron y extrajeron con anterioridad cientos de capas de pintura a la cal, que fueron acumuladas elección tras elección, candidato tras candidato (aun se lee "ANGELOZ" en uno de los costados) y que fueran las responsables de sepultar el mural de la ochava.
Esto, pudo haber sido tomado como una oportunidad. Las capas de cal que cubrieron la pintura también la protegieron de las inclemencias del tiempo y de los nocivos rayos UV del sol que deterioran la pigmentación y los colores de las pinturas expuestas a la intemperie, así como los hongos que la humedad genera en paredes y que la cal no permitió proliferar.
Lamentablemente, la limpieza realizada y la actual pasividad limitan día a día la posibilidad de salvaguardar el patrimonio artístico de Ituzaingó.


Hemos visto en los diarios la suerte que corren en la Argentina los bienes y recursos culturales; patrimonio de nuestra identidad colectiva y nacional. Basta recordar la suerte que corriera el reloj de nuestro prócer M. Belgrano o mas próximo a nuestro caso, el mural de Siqueiros que permanece aun deteriorándose dentro de containers, o las obras robadas de Quinquela Martín.


Debemos generar un proyecto que proponga como estrategia la revitalización del respeto hacia el patrimonio heredado que hace a la cultura pretérita (en un entorno cercano o no) y que busque propender, dentro de zonas de periferia, a la gestión de un sentido de pertenencia que permita a los ciudadanos sentirse parte del proceso de conformación de su propio ser social.
La preservación del arte y sobre todo la gestión de recursos culturales es la herramienta fundamental para fomentar la identidad local, jerarquizar la historia y fomentar los lazos culturales de una población. Son los actores sociales (la población, los ciudadanos, la gente) los que creamos nuestros propios indicadores culturales, los que creamos referencia con nuestra historia y con nuestro entorno.


Las acciones que llevemos adelante colectiva o individualmente a fin de preservar, conservar, difundir y revalorizar el mural pintado por Carpanelli en 1968 darán cuenta de nuestra calidad como ciudadanos y de nuestro propio desarrollo y valoración cultural local.

Santiago L. Hernández, Asesor Manejo de Recursos Culturales / Grupo San Jauretche